Como ya te conté en un artículo dedicado a la importancia de aprender a observar, hay que mirar más y disparar menos y, sobre todo, pensar mucho lo que quieres reflejar en tu fotografía. A partir de ahí, debes decidir cómo va a ser la composición que realices en tu imagen para obtener el resultado final. Esto es, cómo vas a disponer los diferentes elementos que van a aparecer en la fotografía.
Para ayudarte, hay toda una serie de principios de composición (como la regla de los tercios, la del horizonte, la de la mirada…) de los que tal vez has oído hablar. Sin embargo, es cierto que estas normas suelen ser un poco aburridas y, a veces, complicadas de entender. Por eso, esta vez te voy a hablar de esos otros pequeños trucos prácticos para componer imágenes de forma más efectiva que pueden servirte para avanzar más rápidamente y lograr resultados casi inmediatos.
Sobre todo, muévete
Si eres novato, es muy posible que tengas tendencia a hacer la foto desde el lugar en que te encuentres, quizá tirando de zoom si la escena se encuentra alejada, pero normalmente sin moverte del sitio en el que estés. Un evidente error que me recuerda a aquello que decía el maestro Robert Capa, “si la foto no es buena es porque no estabas los suficientemente cerca”, ¿te suena?
Por eso el primer consejo que tengo que darte es que, a la hora de componer, no te conformes con lo que ves desde donde estás y que pruebes con distintas perspectivas. Para ello, acércate (o aléjate) a la escena, agáchate o súbete a algún lado (si puedes) y no dejes de probar cómo quedaría la foto poniendo la cámara tanto en horizontal como en vertical.
Si estás haciendo un retrato es normal que elijas el vertical y si es de paisaje el horizontal, pero si pruebas a hacerlo al revés quizá te sorprendas del resultado y consigas una fotografía más original o sorprendente.
Escoge mejor un objetivo de focal fija
Siguiendo lo que te acabo de decir, si puedes elegir entre utilizar un objetivo de focal variable, es decir lo que conocemos como zoom, y uno fijo te recomiendo emplear el segundo. Se trata de ayudarte un poco a cumplir lo que te contaba antes, ya que con una focal fija es muy posible que te veas obligado a moverte para componer la escena tal y como te gustaría que quedara.
Si lo tomas como práctica habitual, te obligará a ser más creativo y hará que, de alguna manera, te conviertas en un “objeto” más a considerar a la hora de crear la composición perfecta.
Utiliza bien los recursos
A la hora de componer la foto encontrarás elementos de todo tipo que debes ser capaz de colocar para obtener un resultado armonioso. En este sentido, puedes echar mano de algunos conceptos que te ayudarán a hacerlo más fácil. El primero es el de desechar todos aquellos elementos que puedan distraer la atención y la aparten del objetivo principal que quieres transmitir con tu foto. Es decir, hay que tender a la simplificación y al “menos es más”.
Otro recurso válido es de usar las líneas naturales que podemos encontrar en una escena (un camino, las sombras creadas por el sol, los edificios…) y que pueden ser de todo tipo: horizontales, verticales, diagonales, curvas o rectas. Gracias a ellas podemos transmitir valores como dinamismo o fuerza y guiar la mirada del espectador a través de la imagen.
Piensa en tres dimensiones
Una composición eficaz es la que consigue un equilibrio perfecto entre los elementos que aparecen en ella, pero esto no sólo implica a los que están en primer término o se ven perfectamente enfocados. Siempre hay que tener en cuenta que una fotografía representa una escena en tres dimensiones y que, por tanto, tiene distintos planos.
Por eso, un elemento muy importante a tener en cuenta es la profundidad de campo, un elemento muy importante para equilibrar los distintos elementos que pueden encontrarse a distancias diferentes del primer plano. En este sentido, las opciones son muchas, pero seguramente la más usada es realizar un enfoque selectivo para destacar un sujeto concreto de la escena al que queramos dar el protagonismo principal de la composición.
Limita tus disparos
Con las modernas cámaras digitales, que muchas veces permiten disparar fotos cual metralletas inofensivas, no es difícil abusar de ello y llenar la tarjeta de imágenes muy parecidas unas a otras. Esto, casi inevitablemente, tiene la consecuencia negativa de que no valoramos tanto cada toma, y tendemos a disparar sin pensar. Como cuando repetimos varias veces un retrato “por si acaso”…
Por eso, un buen consejo que te doy es que limites el número de disparos que haces y que, en su lugar, le dediques más tiempo a cada una de ellas. Tómate todo el tiempo que quieras (y puedas) para componer la foto pensando muy bien en lo que estás haciendo y en cómo organizar adecuadamente todos sus elementos.
Utiliza marcos
Uno de los mejores recursos que tenemos en composición para centrar la atención del espectador es utilizar marcos en las imágenes. Con marcos, claro ésta, me refiero a utilizar elementos para enmarcar la imagen, que pueden ser encontrados por casualidad o buscados con clara intencionalidad. Su labor fundamental está en centrar la atención del espectador hacia algún lugar, normalmente el protagonista de la foto.
Claro que también sirve para contextualizar la imagen, ayudar a estructurarla o, incluso, ofrecer sensación de profundidad. Y es que los marcos permiten dar mayor importancia al elemento enmarcado, añadir distintos planos dentro de la imagen y añadir información adicional del contexto. Hazme caso, usarlos no tiene desperdicio.
Otros truquitos útiles
Para terminar, te voy a ofrecer otros tres trucos más pequeños pero igualmente relevantes que te ayudarán a componer mejor de forma rápida y sencilla. Toma nota:
A la hora de componer una foto, si hay varios elementos similares es aconsejable escoger un número impar, ya que los impares son más dinámicos y ayudan a que la composición sea más atractiva. Especialmente, en fotografía hay un número, el tres, que funciona muy bien cuando se trata de componer.
Un truco la mar de sencillo pero efectivo. Cuando estés componiendo, elimina la información innecesaria de la pantalla. Ya sabes, todos esos números y letras que suelen verse sobreimpresionados en la pantalla y/o el visor de la cámara y que a veces no hacen más que molestar y desviar la atención.
Recortar las fotografías en el retoque posterior es algo muy habitual para eliminar objetos que estorban (o zonas de peor calidad de las lentes), o bien afinar un poco más la composición. No te avergüences de ello y tenlo en cuenta cuando estés disparando dejando algo de espacio adicional en la periferia de la foto. Esto te permitirá recortar posteriormente los posibles defectos sin que la composición general quede afectada.
Y con esto he acabado por hoy pero, por supuesto, me gustaría que vosotros mismos me ayudaráis a completarlo con vuestros propios comentarios, y que me contéis si conocéis otros trucos que puedan ayudarnos a todos (a mí también, claro) para mejorar nuestras composiciones.
GRACIAS, ESTÁN MUY INTERESANTES