Hola a todos. Una vez más aquí estamos para seguir avanzando en el mundo de la fotografía y esta vez te voy a proponer un reto: realizar diez ejercicios básicos que están pensados para poner en práctica lo que has aprendido hasta ahora. Se trata de una serie de pruebas sencillas con los que verás cómo se materializan muchas de las técnicas fotográficas que he enseñado para principiantes. ¿Te atreves?
Tranquilo que no es complicado. De hecho no son más que unos ejercicios básicos que todo principiante debería hacer en sus inicios para comenzar a dominar la gran mayoría de los conceptos elementales del arte de la fotografía, por ejemplo los relacionados con la exposición que es lo más básico en fotografía (para saber más sobre la exposición pincha aquí). Así que vamos con ello.
1. Lleva a la práctica las reglas de composición
Como sabrás, hay una serie de reglas básicas en fotografía sobre la forma de colocar los elementos que aparecen en una imagen. Se trata de unas normas de referencia que están pensadas para acercarse lo más posible a la “composición perfecta”. Si no las conoces que sepas que todas ellas las encontrarás en mi libro, y que la más conocida es la regla de los tercios, aunque hay muchas más como la proporción áurea, la regla de la mirada… Pues bien, poner en práctica estos principios es la mejor manera de asimilarlos y, de paso, de aprender a componer mejor.
Así que el primer ejercicio que te recomiendo es tratar de poner en práctica todas estas reglas en distintas fotografías para ir aprendiendo composición. Practica y verás como aprendes poco a poco. Además, cuando hayas avanzado un poco verás que no son principios inmutables y habrá veces en que romper las reglas puede ser incluso beneficioso.
2. Pon a prueba las líneas, formas, patrones…
Vivimos rodeados de elementos que forman distintos volúmenes y formas. Así que simplemente mirando a tu alrededor verás que hay líneas horizontales y verticales, curvas, triángulos, objetos simétricos y asimétricos, patrones que se repiten…. ¡El mundo está lleno de formas diferentes! Y os voy a contar un secreto: Nuestro cerebro tiene tendencia a buscar de forma instintivamente las diferentes formas geométricas cuando observa una fotografía.
Por eso, si eres capaz de identificar estos elementos en una escena y utilizarlos en tu composición tendrás mucho avanzado en tu formación fotográfica. Así, el segundo ejercicio que te propongo es buscar este tipo de elementos y utilizarlos para componer imágenes para aprovechar sus interesantes posibilidades.
3. Practica la profundidad de campo
Se trata de uno de los fundamentos básicos de la fotografía que se aprende mejor cuando se pone en práctica. A estas alturas ya sabes que la profundidad de campo es la parte en la cual la imagen captada está perfectamente enfocada, y que esto es algo que podemos controlar principalmente manejando la apertura del diafragma de nuestro objetivo (si quieres saber más sobre profundidad de campo haz clic aquí). ¿Pero lo has llegado a probar?
Es uno de los primeros ejercicios que debe hacer cualquier principiante y te aseguro que es algo que puede llegar a parecer magia. Para empezar, intenta hacer una serie de fotos en las que haya un objeto perfectamente enfocado y el resto esté completamente borroso.
4. Prueba la distancia hiperfocal
Cuando hayas conseguido lo anterior, es hora de probar el ejercicio contrario: Intentar hacer una foto en la que todos los elementos de la escena aparezcan perfectamente nítidos, aunque estén a distancias muy diferentes (por ejemplo el primer plano y el fondo). Para ello, deberías buscar cuál es la distancia hiperfocal de tu conjunto de cámara y objetivo.
Por si acaso aún no la conoces, te recuerdo que la distancia hiperfocal es el punto de enfoque que posibilita obtener la máxima profundidad de campo de una foto. Es decir, el lugar exacto a donde debes enfocar para tener el máximo espacio nítido en una fotografía, lo que normalmente siempre será un tramo desde la mitad de la distancia a la que hayas enfocado, por delante, y hasta el infinito, por detrás del punto de enfoque.
5. Juega con la perspectiva
Para terminar de dominar la profundidad de campo, te propongo otro ejercicio muy interesante que se basa en experimentar cómo cambia la perspectiva según la distancia focal que usemos. Te explico. Ya sabes que el fondo que aparezca en una fotografía puede hacer que el resultado sea muy diferente y que esto se puede controlar en buena parte jugando con la profundidad de campo a través del diafragma. Claro que en este ámbito también intervienen otros factores como son la distancia al sujeto fotografiado y la focal que estemos usando (y en menor medida el tamaño del sensor de la cámara).
Por eso el siguiente ejercicio va a ser que hagas varias tomas de un mismo objeto en primer plano con distintas distancias focales y tratando de que su tamaño sea siempre similar en la foto final. Es decir si tienes un zoom con una distancia focal de 28-80 mm (el más común en la mayoría de cámaras del mercado), prueba a hacer la foto en gran angular (28 mm), en teleobjetivo (80 mm) y en una distancia intermedia y siempre haciendo que el objeto sea igual de grande. Verás que para conseguirlo tienes que acercarte o alejarte de él, y también verás cómo el fondo cambia bastante por la diferente perspectiva… ¿A que es sorprendente?
6. Domina el movimiento
Controlar la forma en que reflejas el movimiento en tus fotos es una de las prácticas más básicas pero también de las más fundamentales. Y es que, dependiendo de la velocidad de obturación que utilices podrás lograr resultados muy diferentes que te permitirán o bien congelar el movimiento o bien reflejar dinamismo. Lo más habitual es lo primero, no olvides que la fotografía suele ser capturar un instante, pero también se puede hacer justo lo contrario y lograr un efecto que dé sensación de movimiento en la foto.
Así que lo primero que te propongo es que pruebes a realizar una serie de fotos en las que congeles un instante único. Para ello, como sabrás, tienes que emplear una velocidad de disparo de 1/125 segundos o superior, siempre dependiendo de lo rápido que sea el movimiento en cuestión.
7. Creando sensación de movimiento
A continuación, será el momento de tratar de lograr justo lo contrario: Una imagen en la que se logre ofrecer una sensación dinámica gracias a la utilización de una velocidad de obturación larga, a partir de 1/60 segundos y hasta el tiempo que quieras (las posibilidades son infinitas).
Pero siempre debes de tener en cuenta que cuando se habla de velocidad baja existe la posibilidad de que la imagen aparezca movida simplemente por culpa de sujetar la cámara con las manos. Piensa que se trata de reflejar el movimiento en la imagen de todo lo que realmente se mueva. Por eso, aunque todo depende de la escena en concreto, normalmente necesitarás usar un trípode. Así que sal a la calle y empieza a hacer pruebas bajando la velocidad de disparo y viendo los resultados in situ.
8. Inténtalo con un barrido
Un barrido es una técnica especial que permite capturar movimiento en una foto de una forma muy dinámica. Y es que, a la vez que se capta al sujeto principal de forma más o menos nítida, se consigue un fondo totalmente movido que suele resultar bastante vistoso.
Para conseguirlo, tienes que disparar a algo que pase ante ti en perpendicular (alguien corriendo, un coche, una moto…) siguiendo su movimiento con la cámara durante el tiempo que dure la exposición. Esta tiene que ser relativamente baja, alrededor de 1/60 segundos y bajando. Lo mejor, como en casi todos los casos, es ir haciendo pruebas hasta que te salga bien, aunque ya te advierto que no es fácil conseguir buenos resultados rápidamente.
9. Probando el efecto seda
Otra técnica que suele ser muy resultona relacionada con el movimiento es lo que se denomina efecto seda y que se suele utilizar en fotos que reproduzcan agua en movimiento, normalmente un río o una playa. La manera de conseguirlo es realizar una exposición larga, cuanto más mejor (pero a partir de 1/15 segundos ya debería empezar a funcionar), de manera que demos tiempo a que el agua corra y así se refleje en la fotografía, dando sensación de movimiento y un efecto muy especial, hasta mágico diría yo.
Para obtener los mejores resultados te recomiendo el uso de un trípode y, si haces la foto con luz diurna, el uso de un filtro de densidad neutra (que no es otra cosa que una especie de gafas de sol para nuestra cámara) para conseguir que la exposición sea lo más larga posible y potenciar más el efecto.
10. Atrévete con más tiempo aún
Nuestro último ejercicio es similar al anterior pero ya rizando el rizo. Se trata de hacer una exposición aún más larga, del orden de 30 segundos o más, y adentrarse en el apasionante campo de la fotografía nocturna, por ejemplo haciendo fotos de fuegos artificiales. Este tipo de exposiciones son algo más complicadas que las anteriores, pero sin duda son una buena manera de ir aprendiendo.
Para lograrlo vas a necesitar un trípode (o un buen apoyo que sea muy sólido), cerrar el diafragma a un valor en el que el objetivo rinda bien (sobre f/8 es un buen número) y utilizar algún tipo de disparador automático para que la cámara no se mueva lo más mínimo al hacer la foto. Si no tienes disparador atento al truco: siempre puedes poner la cámara en modo de disparo con retardo (como si fueras a hacerte una foto) y alejarte de la cámara para que se dispare sola.
Espero que estos diez retos para iniciarse en la fotografía te ayuden a incorporar nuevas herramientas y a afianzar las que ya conoces.
PRÁCTICA FOTOGRÁFICA
Este es un libro enfocado al aprendizaje con la cámara en mano.
Ideal para incorporar la técnica fotográfica mediante ejercicios (instrucciones claras y precisas para cualquier nivel) y finalmente aplicar cada concepto en cada foto que tomes.
Tengo más ejercicios de este tipo en mi blog (aquí), algo más avanzados eso sí, para que vayas desarrollando aún más tus capacidades. ¡Hasta la próxima!
Gracias,e gustaron mucho las recomendaciones